Wednesday, October 05, 2005

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El baterista y el guitarrista se acoplan, se escuchan y se persiguen. La música está allí, barajando sus persecuciones hasta construir la ilusión de una totalidad, un universo entre dos que se completan. Esto que es el sexo, produce cierta incomodidad entre los demás que escuchan. Me acerco al oído de mi compañera: ‘esto es sexo’. Ella está de acuerdo. Conjuramos entonces cualquier vestigio de incomodidad. El baterista y el guitarrista tocan una versión de Atahualpa. No estoy seguro de que se trate la versión de una canción de Atahualpa, creo que es más bien, de modo literal, una versión de Atahulpa. De pronto, la ausencia del bajista que la lógica musical exigiría se convierte en el mejor bajista posible.





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